domingo, 6 de septiembre de 2020

Quisiera ser

Quisiera ser las brasas del fuego,
la rama que crepita
débil
consumida por las llamas,
la luz palpitante que vuelca
su último aliento sobre la roca
fría y dura,
para iluminar
tímida
la cueva en que habitas.

Quisiera ser la araña
que teje en la oscuridad
el manto con que cubrirte,
la serpiente que repta por
el suelo ennegrecido y húmedo
y vela tu sueño,
el murciélago nocturno
de grandes y plegadas alas
que colgado del techo
protege tu aliento
desde las alturas.

Quisiera ser el fango de tus pies
cansados,
la negrura que envuelve tu ser,
el aire frío que respiras,
la estalactita en que apoyas tu brazo,
el vaho denso que exhalan tus labios
tristes.

Quisiera estar ahí
donde ahora habita tu alma,
de cualquier forma, manera o sustancia,
para cuando despiertes de tu pesado sueño
me mires a los ojos
y sepas con certeza,
por como te miran los míos,
que nunca estuviste sola,
pues yo estaba ahí, 
de cualquier forma, manera o sustancia.

jueves, 3 de septiembre de 2020

No fui bendecido

No fui bendecido

con el don de la palabra,

a las pruebas me remito.

 

No esperes de mí

un ramo de flores,

una postal de película,

un anillo en una promesa.

 

Soy la sombra muda

que te persigue por el pasillo,

el roce de una mano

al pasar.

Un beso inesperado,

un abrazo furtivo.

 

Es cierto, no fui bendecido

con el don de la palabra,

me reitero en lo dicho.

 

No esperes memoria de aniversario,

ofrendas nocturnas,

pétalos de rosa.

 

Soy el que cambia de canal,

el que cede su lado de la cama,

el que te ofrece su último

trozo de pastel.

 

Soy el que siempre está ahí,

a tu lado,

aunque no te lo diga

siempre,

pues no fui bendecido

con el don de la palabra.


Somos mil pedazos