lunes, 13 de julio de 2020

El guardián de la noche

A mis hijos

El guardián de la noche ha llegado,
no temáis, haré guardia hasta
que os venza el sueño
y en manos de Morfeo
viajéis por el cielo.
Haré de mi puesto un juramento,
no dejaré pasar ni monstruos, ni brujas, ni trasgos…
Os lo juro por la vida que me dais y el amor que os profeso.
Hasta que os venza el sueño
y en manos de Morfeo
viajéis por el cielo.
Protegeré el calor que calienta vuestro lecho,
miraré vuestras caras, comprobaré vuestro pecho,
y con pequeños espejos atraparé vuestro aliento,
hasta que os venza el sueño
y en manos de Morfeo
viajéis por el cielo.
No me separaré de vosotros ni en mis sueños,
en la noche en calma estaré con los ojos cerrados,
el alma atenta y el susto en el cuerpo.
Hasta que os venza el sueño
y en manos de Morfeo
viajéis por el cielo.
Os cantaré una nana,
os arroparé con esmero,
os contaré mil cuentos.
Hasta que os venza el sueño
y en manos de Morfeo
viajéis por el cielo.
Por siempre a vuestro lado,
con una sonrisa en los labios y un beso en la frente.
Seré vuestro Morfeo y viajaremos juntos
por el cielo.

domingo, 12 de julio de 2020

El cuarto oscuro

Un cuarto oscuro,
ruido, quejidos de muebles,
el miedo en la boca
y en el corazón un aterrador grito que se abría paso entre mis labios
apretados.
Invoqué a la luz,
y se hizo un hueco a mi lado.
Un mar de calma me envolvió,
me sentía en paz
con la oscuridad.
Había una presencia clara y serena junto a mí.
Pero todo fue un espejismo,
un nuevo terror emergía de la paz de las sábanas blancas,
volvía la oscuridad a abrazarme celosamente,
con la pasión de una amante ultrajada.
Todo era niebla densa que oprimía el pecho y la razón,
otra vez los ruidos, quejidos del cuarto oscuro
de mi infancia.

sábado, 11 de julio de 2020

Y 20 años después

Ayer, hoy, mañana…
Ayer sabía qué me esperaba mañana:
una tarde fría pero serena,
un mirar tranquilo,
un suspiro.
Sabía qué me esperaba mañana,
una flor marchita pero tierna,
un beso tartamudo,
un susurro.
Sabía qué me esperaba mañana,
un amanecer mortecino pero cálido,
unas manos inseguras,
una caricia.
Hoy no sé qué me espera el mañana…


Recuerdos de Facebook

A Manuela

Recuerdo verte pasar a mi lado,
encadenado a hipócritas sonrisas,
tus labios impulsaron nuevas brisas
y quedé de cadenas liberado.

Tu bello rostro había malogrado
el libro de figuras imprecisas,
por andar siempre con sus locas prisas,
de nuestro amor las alas ha cortado.

Mi pobre alma Manuela te desea
y entre sombras huidizas te persigue,
mi destino, mi viaje, mi odisea.

De este mi corazón su luz consigue,
que su perpetuo fuego te posea
y que severa ley no le castigue.




jueves, 9 de julio de 2020

Un collar de lágrimas

Quiero hacer un collar con todas las lágrimas
vertidas,
colgarlo en mi cuello y salir a la calle
orgulloso,
frágil,
sereno…

martes, 7 de julio de 2020

Romance de la reina luna

Cuenta una leyenda antigua,
que en las noches serenas
claras, cuando el cielo se abre
y las estrellas desean,
asoma la reina luna
su bermeja cabellera
para conquistar a un joven
mancebo, voluntad tierna.
Niña era la reina, según
cuentan, por nombre Manuela,
enamorada de un joven
labrador, suerte funesta.
Cada domingo salía
a su finca jornalera,
dándole gracias a Dios
por su ventura y grandeza.
Un día en su granero,
lo vio remover la sémola,
su bello cuerpo tostado
por la suave y ardiente esfera
convirtió a niña en mujer.
Ardientes horas de espera
mirando su fuerte pecho,
amor de la reina aumenta.
Le hizo llamar un buen día,
como a dueño le venera,
pero el joven asustado
su dulce beso estropea
y sus requiebros rechaza.
Mas tiernas manos de seda
tocaron tímida su frente,
separan su cabellera
y el amor como una flor
germinó süave y lento.
El rostro alba de la reina
dibujaba una promesa,
-no importe lo que nos pase,
seré tu fiel compañera
por siempre jamás, mi amor-.
Las palabras embelesan
al rendido campesino,
y su pura esencia entrega
a los divinos designios.
Sus brazos con vehemencia
se abrazan con deliciosa
pasión funesta y confesa,
cuerpos de sudor perlados
con renovadas creencias
miran tranquilos al alba,
y a la luna cubierta
por el día se conjuran.
Se enteró el rey de esta afrenta
y ordenó matar al pobre
campesino de Manuela,
sin culpa y sin perdón,
en el calabozo le echan.
La niña, ahora mujer,
pidió a su rey indulgencia,
pero este la rechazaba,
era un plebeyo, ¡qué ofensa!
Se consumó la condena,
el joven triste murió.
La quebrada inteligencia
todos los días lloró,
su espíritu envenena
su maltrecho corazón.
Salió rota de su pieza,
trastornada por el dolor,
deshizo su cabellera,
aurora granate y púrpura,
contempló a la blanca doncella.
-Reina luna, reina roja,
escucha a tu más sincera
y humilde seguidora-.
Le pidió que de tinieblas
escondiera las estrellas,
que ver el rostro amado
esta vez le permitiera.
Desde lo alto se lanzó
y el pacto alunado sella.
Reina luna, reina roja
su cuerpo al cielo lleva,
y ahora la reina luna
a su joven balancea
entre sus níveos brazos,
fijo su rostro, le observa.
Desde entonces los jóvenes
que no pierden la paciencia
de su pasión prohibida,
juran su dulce promesa.
- Reina luna, reina roja,
que nuestra pasión eterna
dure hasta el fin de los tiempos. 


jueves, 2 de julio de 2020

Miénteme siempre

Miénteme siempre,
a cada instante,
pero hazlo con la dulzura
de una madre atenta y amorosa.

Miénteme siempre,
con todo tu cuerpo, labios y dientes,
con la gracilidad de un ángel y la sensualidad
de una serpiente.

Miénteme siempre,
pero con el corazón henchido de sueños y promesas,
con todas tus caricias, besos y sonrisas,
con la mirada helada de un asesino y la plegaria
de un penitente.

Miénteme, miénteme, miénteme
amor,
pero hazlo
mirándome
fijamente
a los ojos.

miércoles, 1 de julio de 2020

Aprenderé todas las lenguas

Aprenderé todas las lenguas,
recorreré despacio, con la yema imperfecta de mis dedos
los espacios que separan
las letras de tu cuerpo.

Aprenderé del Silencio
que el sonido surge de la nada,
y en el vacío hallaré mi voz,
para que tú me escuches,
para que tú me entiendas,
para que tú me quieras.

Aprenderé todas las señales
hasta hallarte
entre las cadencias de sonidos huecos
y el profundo ruido del mundo.

Ven y mira

Ven y mira. Y miré (Apocalipsis 6: 1-17)

Ven y mira. Y miré.
El tiempo se detuvo, los colores del cielo empalidecieron,
un vacío se abrió, inmenso,
ante mí surgió un brillante caballo azabache.
Sobre él un jinete imponente, frágil, etéreo, contundente.
- Abrázame muerte, fuerte, muy fuerte; - le dije,
que quiero volver a vivir,
grité. - volver a vivir.

Abrázame, acúname entre tus pechos,
mi amada muerte.
Quiero un nuevo presente, aquí, ahora, solo
nuestro.
Muerte dulce, abrázame no tan fuerte.
Que necesito volver a la vida,
tener un nuevo presente,
nuestro. 

Y la muerte apretó…

Somos mil pedazos