domingo, 15 de noviembre de 2020

Tus manos de ébano blanco

Tus manos de ébano blanco
recogen, suave(s),
el agua que inunda mi pecho.
Mi existencia recorre
las líneas de la vida
y el amor.
Veo, desde abajo, tu cintura sumergida
en el cálido mar de la tarde;
veo tus pechos desnudos,
son el sol y la luna
del firmamento de mi ocaso.
Introduces de nuevo
tus manos en el agua
y el vaivén de tus palmas
desborda, feliz,
mi corazón abierto.
La brisa marina
desordena tu pelo negro
mientras juegas así, mi niña, 
con mi alma y mi cuerpo.

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